Pregón de las Fiestas Patronales 2024 a cargo de Jose Fernández López, Pepe ‘El Municipal’

15.08.2024

Buenas noches a todos y a todas,

Ante todo, deseo dar las gracias al Ayuntamiento de Güéjar Sierra, por haber pensado en mí como pregonero de las fiestas de este año 2024, y en especial al alcalde José Antonio Robles, a Sonia Fernández, como concejala de cultura deportes y fiestas, a los demás miembros de la Corporación Municipal y a todas las personas que han hecho posible que hoy esté aquí junto a vosotros.

He de confesar abiertamente que cuando recibí la proposición de hacer este pregón me invadió una sensación de miedo escénico, ante la idea de no ser capaz de gestionar este ofrecimiento, entre otras cosas porque mis dotes como orador no son precisamente una de mis cualidades. Tal y como le dije a Sonia Fernández, esto suponía para mí una gran responsabilidad, puesto que a todo el mundo no se le ofrece la posibilidad de pregonar las fiestas de su pueblo.

Pepe ‘el Municipal’
Todos me conocéis como Pepe ‘el Municipal’. Si me permitís quiero aprovechar esta ocasión para que conozcáis algo más de mi persona.

Nací en Güéjar Sierra hace 63 años, entre la calle Genil y la calle Molinos, en una casilla que era de mi abuelo Manuel López, conocido como el ‘tío Garrote’. Me bautizaron en nuestra iglesia y, como los antiguos decían, me llevaron a pilas mi comadre Mercedes ‘la Pará’ y su marido Juan, ambos muy queridos por mi familia y por mí. Para mi comadre siempre he sido su Pepito, como si no quisiera la mujer que nunca me pusiera mayor.

Aquí crecí hasta los 6 años, junto a mi familia, mi madre Teresa la ‘Garrota’, mi padre José ‘el Parao’ y mi hermano Elías. Tengo algunos recuerdos de mis correrías y mis juegos por estas calles donde tuve más de un percance. Como el día que me arrearon una pedrá en la frente y dichosa pedrada que me ocasionó el tétano y, si no hubiera sido por don Manuel, el médico, posiblemente hoy no estaría aquí dando este pregón. O aquellos viajes que daba con mi abuelo montado en su burra, a la finquilla que tenía en el Charcón y allí pasaba el día entre castaños y almendros, en la orilla de nuestro río Genil con mis juegos, mientras mi madre lavaba la ropa. Recuerdo todos estos lugares con mucha nostalgia y donde fui muy feliz.

Aunque mi paso por Güéjar durante mi niñez fue breve, nunca he dejado de sentirme muy orgulloso de ser güejareño, de haber nacido en esta tierra y de tener aquí mis raíces, que en definitiva son los cimientos sobre los que construimos nuestro camino y que representan a nuestras familias, nuestras tradiciones y nuestras experiencias pasadas y que son nuestra identidad.

Hace ya tiempo un día viendo la televisión, en un anuncio de la cerveza Cruzcampo en el que salía Lola Flores, llamó mi atención porque decía: “Manosea tus raíces que de ahí siempre salen cosas buenas”. Y también aparece la cantante María José Llergo que igualmente respondía lo siguiente: Es vital que mis referentes tengan visibilidad. Son la raíz de donde yo bebo. Sabiendo de dónde vienes puedes llegar a dónde quieras”.

Las raíces son nuestra herencia, de las que ningún humano debemos renegar y si lo hacemos lo perdemos todo.

El origen de nuestro pueblo
El origen de nuestro pueblo se pierde en tiempos remotos. Existe en el casco urbano un yacimiento adscrito a la edad del Bronce Medio, lo que nos puede dar idea de sus primeros pobladores.

Nuestro pueblo, antes de la invasión musulmana era de raíces turdetanas y romano visigóticas, quedando constancia de ello en la construcción de canales y acequias para el riego, como puede ser nuestra acequia de la Solana, que es una de las arterias que da vida a nuestro pueblo.

Sobre los orígenes de nuestra población actual, que se recoge en el libro de apeo y que data del año 1572, con la expulsión de los moriscos tras su sublevación, en nuestro pueblo no quedaron familias musulmanas. Con la repoblación empezó un pueblo nuevo y ninguno de sus pobladores podía pertenecer al Reino de Granada, por lo que nuestros antepasados más cercanos en su mayoría son de origen castellano.

Las gentes de Güéjar Sierra
Güéjar Sierra y, en especial, sus gentes tienen algo que atrae, os lo puedo garantizar. Su sencillez, su nobleza y su hospitalidad son signos representativos que se perciben en cada uno de vosotros y en especial en aquellos gestos solidarios con aquellas personas más desvalidas, que os hacen más humanos; y esto lo he vivido de muy cerca. Uno de los muchos ejemplos cuando en el año 2020 nos confinaron con el COVID, algunas vecinas, junto con el Ayuntamiento, se ofrecieron para llevar comida caliente a algunas personas mayores que se encontraban solas, en principio lasvecinas cocinaban a diario en sus propios domicilios. Posteriormente el Ayuntamiento, por el trasiego que esto conllevaba y al haber más personas a las que llevar comidas, pensaron en que se cocinaran en algunos restaurantes o bares, así todo se recogía en el mismo sitio y del reparto nos encargábamos de hacerlo la policía Local diariamente a cada uno de los vecinos.

Un ejemplo de entrega a los demás es la de nuestro patrón San Roque, que dejó su vida acomodada y que renunció a sus bienes para entregarlos a los pobres. En los siglos XV y XVI la peste asolaba Europa y se cuenta que en su peregrinación a Roma se dedicó a curar a todas aquellas personas infectadas por la peste.

En su peregrinación y con tantas curaciones y tanto contacto con los infectados, él también quedó contagiado, viéndose obligado a retirarse a un bosque para no contagiar a los demás y es aquí donde nace la historia que muchos habréis escuchado del perro de san Roque.

Pues al parecer San Roque recibía cada día la visita de un perro que le llevaba un panecillo. El dueño del perro era una persona acomodada que viendo que este, todos los días cogía un panecillo de la mesa, lo siguió hasta el bosque donde lo encontró medio moribundo llevándoselo a su casa y allí lo alimento y curó.

Este hombre, después de comprobar la sencillez de San Roque y de haber escuchado las palabras del evangelio que le enseñó, decidió peregrinar como él.

Por ello hay muchas posibilidades de que los vecinos de nuestro pueblo hace siglos lo invocaran ante una epidemia e hiciesen voto de villa, un acto que consiste en hacer una promesa al santo si este les concede una petición.

Vivir en un pueblo
Algunos creen que vivir en un pueblo es hablar de poca vida, yo no lo he visto así. Pocos pueblos en España pueden tener el privilegio de los paisajes que tiene Güéjar Sierra. Aquí la vida es su luz, sus olores, sus colores en primavera y otoño, el aire que se respira. La vida es ver florecer sus cerezos, los almendros, los castaños, escuchar el canto de los pájaros por las mañanas, aquí se vive despacio, sin prisas.
Muchos son los personajes de renombre que han pasado por Güéjar y todos vienen a coincidir en la belleza de nuestro pueblo, de su frondosa y exuberante vegetación, de sus aguas cristalinas, y de su hermoso valle comparándolo en algunos casos con los Alpes.

Decía Moritz Willkomm, un botánico Austroaleman que pasó por Güéjar Sierra, y en su estancia refiriéndose a nuestra agua: “Lo más rico que me han dado es el agua, jamás he bebido ni he vuelto a probar un agua de tal pureza y de un sabor tan bueno”.

Mi vuelta a Güéjar
Nunca me pude imaginar que a mi vuelta a Güéjar Sierra, después de 23 años, iba a terminar como policía local de esta localidad, compartiendo con vosotros y vosotras casi media vida, en la que he vivido momentos y recuerdos muy agradables y. por desgracia, otros llenos de tristeza, pero claro, esto forma parte de nuestra profesión. Es lo que yo he dicho siempre acerca de que la vida de un policía de un pueblo pequeño no tiene nada que ver con la de cualquier policía de una gran ciudad.

Aquí el trato con los vecinos es tan cercano y directo que es muy difícil que con el paso de los años y conforme los vas conociendo, no te impliques en sus problemas y que, en ocasiones, los sientas como algo personal. Mi vocación, aparte de las funciones específicas de un policía, siempre ha sido la de ayudar, proteger e informar con la única intención de mejorar el bienestar y la calidad de vida de los vecinos. Reconozco que en mis actuaciones en ocasiones habré estado más o menos acertado, pero siempre lo he hecho desde el respeto a las personas y con el corazón.

El que esté aquí hoy es también en parte a vosotros y quiero daros las gracias por saber reconocer y valorar mi trabajo y el de mis compañeros.

Recuerdos y anécdotas
Es difícil hilvanar todos los recuerdos y anécdotas de todos estos años a mi paso por Güéjar-Sierra. En ningún momento puedo olvidarme de aquellas charlas con los más mayores, que tanto me gustaban, siempre que el servicio me lo permitía, y que me recordaban, entre otras cosas, cómo eran sus tiempos de antaño, hablándome del clima, de lo que llovía de los nevazos que caían, de sus condiciones de vida en la sierra, viviendo en chozas construidas con piedra y el techo con balago de centeno y la única luz durante la noche la de un candil.

Otros contaban que a pesar de lo dura que era la vida en aquel tiempo y de las necesidades que tenían eran felices con poco, y sobre todo de la unión y solidaridad que existía entre vecinos y familias. Uno de ellos Diego ‘Roto’, el padre de Mariana, me hacía mucha gracia porque cada vez que me veía me decía: “Pepillo, la pila de veces que te has meado en mis pantalones puñetero y lo que llorabas cuando estábamos en la Hortichuela”. Cuando hablaba con ellos sí que observé que todos me decían lo mismo y es que querían seguir viviendo en su pueblo y que mientras su salud se lo permitiera, querían no salirse de sus casas de toda la vida.

Desde este atril hoy quisiera mostrar mi admiración a todos ellos, abuelos y abuelas, padres y madres, que con el paso de los años y después de muchas horas de duro trabajo, también han contribuido a que nuestro pueblo siga vivo y que siga manteniendo su esencia.

Tampoco me puedo olvidar de mis idas y venidas por estas calles en mis primeros años en las que aún se seguía conservando el espíritu de vecindario, donde todavía se podía ver, cómo algunos vecinos, sobre todo aquellos más mayores, aún dejaban sus puertas abiertas, o te encontrabas a un grupo de mujeres asando pimientos o partiendo tomates para hacer orejones, inmersas en sus charlas, o a los niños jugando en cualquier rincón del pueblo con la tranquilidad del mundo de que no les iba ocurrir nada. O ir andando por la calle y que de buenas a primeras te viniera un olorcillo a comida bien guisá que te levantaba el ánimo y es que tengo que reconocer que las mujeres de Güéjar guisáis muy bien y hasta con pocos ingredientes.

Un cambio espectacular
Nuestro pueblo ha experimentado en estos últimos 30 años un cambio espectacular en todos los aspectos.

Aparte de las actividades tradicionales como la agricultura y la ganadería, se ha apostado por nuevas iniciativas relacionadas con la naturaleza, como es el turismo rural, y que representan un futuro alentador para la economía del pueblo, ya que actualmente lo rural vende.

También se ha apostado sobre todo por la cultura y el deporte que contribuyen al contacto de los vecinos con otras personas y a su creatividad mediante actividades, talleres, actividades extraescolares o conciertos.

Para la realización de todas estas actividades se han tenido que crear nuevas infraestructuras y edificios que han transformado el pueblo, como son nuestro hermoso Pabellón, pistas de pádel, Casa de la Cultura o la Sala Escénica. Por ello también es importante la cultura, porque nos hace más libres para seguir creciendo como personas y, al mismo tiempo, también contribuye al desarrollo de los pueblos.

Personas, familias
Aquí he tenido la suerte de conocer a tantas personas, algunos de ellos compañeros que desde el primer día me ayudaron siempre que lo necesité y que ya no están entre nosotros, como Pepe ‘Manteles’, que era mi mano derecha en las fiestas, sobre todo en las carreras de cintas a caballo y el encargado de tirar siempre los cohetes. Algo que admiraba en él era su tranquilidad ante cualquier situación. Antonio ‘Fontanero’ padre, que el hombre siempre me tenía un trajín con el tema del agua potable porque cuando no era que el agua venía turbia, era porque le habían bajado la compuerta de entrada a los depósitos, o porque se había roto la acequia, o los filtros no iban bien.

Tampoco me puedo olvidar de mi tío Juan ‘Rosca’, una institución en este pueblo. No he visto persona que conociera mejor Güéjar Sierra, su término municipal, sus vecinos y sus problemas como él. Como se dice vulgarmente, sabía del pie que cojeaba cada uno; parece que aún estoy viéndolo, ya estando jubilado, en la puerta de la Iglesia dirigiendo y organizando la salida de la procesión con la disposición que a él le caracterizaba.

Decir que en mi día a día en todos estos años se han cruzado en mi camino muchas personas y familias a las que agradezco su ayuda y comportamiento. Todas ellas han hecho que este camino haya sido más fácil y llevadero de recorrer.

Quiero dar las gracias a Conchi Medina y a su marido Antonio ‘el Loro’, a sus hermanos Paco, Pepe y María, porque siempre me he visto arropado por ellos, a Ángel Alanzor y su familia por abrirme las puertas de su casa, a José Parrón, a su mujer y sus hijos por su disposición y ayuda siempre desinteresada, a mi prima Encarni de la calle del Moral y a mis primas ‘las Carlillas’ por ser tan serviciales, especialmente con mi familia.

Me siento afortunado de tener como amigos a Pepe ‘el Molinero’, a Juan ‘el Cabrero’, a Luis León y algunos que ya no están entre nosotros como Pepe Sánchez y Ernesto Puente.

Quiero agradeceros el poder haber contado con vuestra confianza, con vuestro apoyo y con tantos consejos que alguna vez me tuve que aplicar. ¿Verdad, Pepe? “Los pájaros de la vega”. Tú sabes por dónde voy.

Las fiestas
Aunque esta noche, con este acto, estamos ya en el prólogo de nuestras fiestas, se puede decir que hace días que se nota en el ambiente: ese bullicio del ir y venir de los vecinos al Ayuntamiento en busca del libro de fiestas, el olor y el frescor por las mañanas de las calles recién barridas y baldeadas por los operarios del ayuntamiento para adecentarlas, a los bares y establecimientos preparándose para dar el mejor servicio en estos días a los vecinos y la bienvenida a los visitantes.

Los saludos del reencuentro con amigos y familias de aquellos que por circunstancias diversas se vieron en la necesidad de buscarse la vida e instalarse lejos de Güéjar Sierra, y que finalmente vuelven a pasar estos días o sus vacaciones como todos los años.

Nuestras fiestas son muy intensas y son el disfrute tanto de pequeños como mayores y visitantes. Cómo olvidar las tardes de carreras de cintas a caballo con banda incluida, donde los jinetes intentan dominar los animales en su galope para recoger el mayor número de cintas; no se concibe en Güéjar Sierra unas fiestas sin ello. Tampoco se conciben nuestras fiestas sin los toros, donde la tradición viene de antaño. Los más mayores os acordareis de aquellas rústicas plazas de toros hechas con palos atados con cuerdas y que se celebraban en la Plaza Mayor.

Nuestras fiestas, como tantas, tienen su origen y arraigo en las celebraciones religiosas, por eso no pueden faltar los actos religiosos dentro de la iglesia y la procesión en honor a nuestra patrona la Virgen del Rosario y de nuestro patrón san Roque, que discurren por nuestras angostas calles de S. Vicente, san Juan, Rosario, Santa Bárbara. Todas ellas capitaneadas por la torre de nuestra Iglesia y con un marcado origen al culto en cuyas paredes, como la mayoría sabéis, hay hornacinas con cuadros dedicados a distintas advocaciones de la Virgen y de Jesucristo.

Calles que también han sido y siguen siendo el marco tradicional de celebraciones profanas como era el Carnaval, o las tradicionales quintas o actualmente el paso de las charangas, que son el disfrute de aquellos que quieren apurar la fiesta hasta los últimos minutos y que con el jolgorio se desatan. No ha sido la primera vez que alguna que otra cortina con este jolgorio haya aparecido en cualquier otra calle.

Agradecimientos
Antes de terminar, me gustaría que me permitierais aprovechar la oportunidad para mandar un saludo a todos los trabajadores y compañeros del Ayuntamiento, tanto al personal de oficinas, como de obras y servicios; a mis compañeros de la Policía Local y a todos los miembros de la Guardia Civil de Güéjar Sierra. Gracias a todos y a todas por vuestro trabajo, esfuerzo y profesionalidad durante todos los días del año y en especial en estos días donde el trabajo se duplica.

Ya solo me queda deciros a todos y a todas que gracias por el trato que habéis tenido siempre hacia mi persona y por aguantarme todos estos años.

Por último, desearos que disfrutéis estos días de vuestras fiestas y que seáis felices, que no os agobie el futuro, porque no sabemos si llegará. Disfrutad del presente y no lo dejéis escapar, porque cuando se vaya no volverá.


¡VIVA GÜÉJAR SIERRA!
¡VIVA NUESTRA PATRONA LA VIRGEN DEL ROSARIO!
¡VIVA NUESTRO PATRON SAN ROQUE!
MUCHAS GRACIAS.